Porque tu me faltas
quiero darle al alma
el consuelo que le falta.
F. Céspedes
La casa efugio se derrumbó,
(la derrumbaron)
recuerdos, recuerdos
recuerdos, recuerdos,
la casa, desprovista, hueca... El vacío cóncavo del nacimiento de mi madre, la higuera, mi infancia bailarina, conejos de angora azul celeste, la vida de mi abuela su historia de amor, la memoria de los que crió.
recuerdos, recuerdos
recuerdos, recuerdos
de calles empedradas, de historias y tus travesías en el pedregal, calles con secretos, tranvías de la modernidad. ¡Sabías abuela que en el Museo Nacional de Arte hay un cuadro de la calle de Panzacola y el río que cruzabas de niña!
Nadie me dijo que esto pasaría, nadie me advirtió: nadie te enseña a confeccionar un paracaídas tan resistente que las estacas del odio no puedan penetrarlo jamás.
¡Sabías abuela que el segundo capítulo de Santa es tu descripción del pedregal del Coyoacán que alguna vez existió!
Despedirse del tendero, de la calle, de las plantas, de las piedras
mi abuela no ha muerto, sólo se mudó
me mudé,
extirparon nuestros corazones.
No duele dejar los muros de la casa, tal vez, sólo pesa el pensamiento de tenerte adentro, muy adentro, abuela y no encontrarte en tu lugar.
Apuena, Christian, Untitled (feet and cove eyes), 1998. Gelatin silver print.