sábado, 12 de septiembre de 2009

Extirparán la raíz















Porque tu me faltas
quiero darle al alma 
el consuelo que le falta.
F. Céspedes

De la casa de la abuela sólo quedarán restos, cosas insignificantes, placas de concreto: el polvo me acompaña a levantar las ruinas de mi herencia.

La casa efugio se derrumbó,
(la derrumbaron)
recuerdos, recuerdos
recuerdos, recuerdos, 
la casa, desprovista, hueca... 
El vacío cóncavo del nacimiento de mi madre, la higuera,  mi infancia bailarina, conejos de angora azul celeste,  la vida  de mi abuela su historia de amor, la memoria de los que crió.

recuerdos, recuerdos
recuerdos, recuerdos

de calles empedradas, de historias y tus  travesías en el pedregal, calles con secretos, tranvías de la modernidad. ¡Sabías abuela que en el  Museo Nacional de Arte hay un cuadro de la calle de Panzacola y el río que cruzabas de niña!

Nadie me dijo que esto pasaría, nadie me advirtió: nadie te enseña a confeccionar un paracaídas tan resistente que las estacas del odio no puedan penetrarlo jamás.

¡Sabías abuela que el segundo capítulo de Santa es tu descripción del pedregal  del Coyoacán que alguna vez existió!

Despedirse del tendero, de la calle, de las plantas, de las piedras

mi abuela no ha muerto, sólo se mudó
 me mudé,
 extirparon nuestros corazones.

No duele dejar los muros de la casa, tal vez, sólo pesa el pensamiento de tenerte adentro, muy adentro, abuela y no encontrarte en tu lugar.

Apuena, Christian, Untitled (feet and cove eyes), 1998. Gelatin silver print.