“la alondra es el espíritu de un alma invisible que con su canto quería consolar a la tierra"/"el hombre entonces se dejó convencer, cogió con el corazón muy triste la alondra cantarina y saltarina y le prometió al león que le daría lo primero con lo que se encontrara en casa"/"dame un nombre, un solo nombre para todo cuanto vuela: cardo piedra granada, un solo nombre que el deseo sea por la mañana corola de cal alondra"
jueves, 23 de abril de 2009
Escribana iniciática
miércoles, 22 de abril de 2009
-Sí- dijo Roselyne.
-¡A mí no!
-En la oscuridad, veo bestias monstruosas.
-Yo también. Pero me gusta.
-¿Te gustan los dragones?
-¡Sí! Y también los murciélagos.
-¿No te dan miedo?
-No. Porque yo soy su reina.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo he decido.
A Roselyne aquella explicación le pareció admirable.
-Soy la reina de todo lo que se ve en la oscuridad: las medusas, los cocodrilos, las serpientes, las arañas, los tiburones, los dinosaurios, las babosas, los pulpos.
-¿Y no te dan asco?
-No. Me parecen hermosos.
Nothomb Amèlie, Diccionario de nombres propios, Barcelona, Anagrama, 2004. pág. 49. (Panorama de narrativas, 563)
Serigrafía por: Robert Longo, Wave, 2003.
lunes, 20 de abril de 2009
Esferoidal
sábado, 18 de abril de 2009
Martas cibelinas
Era en 1919.
Hacía diseños vanguardistas para los ballets.
Pintaba colores infames, excesivos, caucásicos,
y vestía con delicado exotismo...
En Estambul, primero,
viví la miseria de amores sin dueño.
Era fácil. Divinamente fácil.
La tela blanca, fresca, sienta lujos en la piel oscura.
Pero también llegó al desorden.
Fui a Londres -vía Plymouth-
y luego a París (el inevitable París, toldos de perla)
donde pasaba tardes cansinas en un restaurant
y noches desgalichadas, obtusas, moradas de lujo,
con vodka barato y blinis mal hechos,
y caballeros a la antigua usanza
que pedían a ese mínimo lujo -y mi cintura-
el dulce perdón de los pecados...
Pecadores cuantos vivimos -decía el viejo Pope-
sólo en la caridad hay salvación.
Soñábamos en la patria lejos. En días de nieve y oro.
Días de troikas y pieles blancas,
amores de armiño, adolescentes, isbas, sones de
la melancolía
vuelta perspectivas neoclásicas, cúpulas bulbosas...
Han pasado -querido señor- más de setenta años.
Casi todos han muerto. Son nietos, sobrinos, otros, lejos,
nadie.
Yo no he cambiado apenas. He perdido la cuenta. Casi no
sé mis años.
Vivo en España. Estuve en Porto. Volví a Berlín.
Ya sólo sé que todo es exilio.
Sólo que mi patria no existe. Que la patria -si es- está
muy lejos.
Sólo sé que todo es provisión. Esperanza, futuro, nada.
Sólo sé que cambiaré de pisos y ciudades,
siempre con recibos de la luz pendientes,
con viejas botellas de vodka en los rincones,
periódicos sin fecha, libros gastados, húmedos,
palabras de una lengua ausente...
Siempre sin fe, aguardando, sin esperanza, atentos.
Sólo sé que hay pisos estrechos,
nombres falsos, oscuros uniformes,
títulos vanos, inventos de aquel reino, frases falsas del
Emperador.
Recuerdo de orgías que no existieron nunca.
Música en palacios de deshielo, violines sin cuerdas...
Sólo que no volveré nunca.
Sólo que no soy de ningún sitio.
Que nunca estuve donde creí estar. Que nada sé,
y que la ilusa patria no existió ni existirá,
ni es posible.
En un perpetuo otoño, los quinqués dan una luz muy
tibia.
Crees en una casa. Pero toda casa está vacía.
viernes, 17 de abril de 2009
Ío sono Dakini
Las dakinis se caracterizan por ser de temperamento agresivo o volátil, evocan el flujo de la energía del espacio, bailarinas o camin
antes del cielo: las que se mueven en el espacio.
Su danza representan los movimientos y pensamientos de la conciencia en el flujo mental del dharmakaya similar al florecimiento espontáneo de Buda o rigpa.
En este contexto, el cielo o el espacio, indican la insustancialidad de todos los fenómenos, lo cual es, al mismo tiempo, el potencial puro de todas las posibles manifestaciones.
Las dakinis son agentes de prueba y desafío. Hay situaciones en las que una dakini ha venido a comprobar el conocimiento o el control de un aspirante sobre un tema particular.
Dakini perturba al aspirante a Mahasiddha. Cuando son superadas las pruebas impuestas por ellas, el aspirante a menudo es reconocido como un Mahasiddha y a menudo elevado hasta la tierra pura de las Dakinis, un lugar de éxtasis de iluminación.
Las Dakinis se relacionan con la energía en todas sus funciones y están vinculadas con las revelaciones más altas de los Anuttara Tantras que representan un camino de hacia la transformación. La energía de las emociones negativas kleshas, llamados venenos, son transformados en la energía luminosa de la claridad de la iluminación (jnana).
Sat nam
gracias a tu maestro interior, buena vibra
Pintura de: Nguyen Thann Brinh, The perfect Lotus, Vietnam.
jueves, 16 de abril de 2009
El mar tiene la forma de mi amor
El día no quiere despertar,
Actividades orgánicas
La muerte se suicida en mí todos los días.
Tú lo sabes y cuando yo me muera
viviré mi vida.
...El tiempo va muriendo nuestros muertos.
Sí, lo concreto y lo cotiaNO.
La realidad cierra los ojos
y aparece el mUnDo.
Fragmento de: Luis Cardoza y Aragón.
Fotografía de: Cui Xiuwen, Angle No. 2, 1996.