sábado, 16 de agosto de 2008

Siempre quise ser un vagabundo


Desde la infacia las efigies disonantes al canon del buen vivir llaman mi atención. Al inicio creí temerles por esa mirada tan extraña como de otro mundo, a veces ríspida, malévola o en pleno viaje.
Posteriormente, pensé que era la imprudencia de mirar a Lynch a las 3:00 de la mañana, pero no, la verdad es que esos olores tan penetrantes, esa templanza para comer lo que nosostros llamamos desperdicios, ese no tiempo de vida, esa construcción de la oquedad material es lo que me fascina.
Mi pettite voyeur se alimenta de esos habitantes secretos de la urbe pavorosa (no para ellos), mi ego se diezma al descubrir la frágilidad, mi vulnerabilidad, la verdadera. Es decir, jamás he resisitido dormir a la intemperie, esta boba bulimia bien cuidada no podría vivir sin lo light o las verduras desinfectadas, mi empecinada imagen no sería capaz de depositar fuera de un receptáculo asignado por los demás los desperdicios orgánicos. Si de pronto un día me tirara a la nada muy en el fondo sé que mi extinta y lacerada alma junto con la rata del cerebro no dejarían de fastidiar con la escuela pendiente, con los objetos que dan forma al mundo (libros, chacharas, una casa, un auto), el sentimento de opresión se intensificaría y la rata cobraría más y más poder con la idea de culpabilidad y fracaso: ser una perdedora.
¿Perdedora de quién o de qué?
Qué sucede en la psique de un ser que lo orilla a salir un día de casa y dejar todo atrás, a unirse con el asfalto a construir una poética de lo urbano en toda la extensión del significado, a entregarse a la verdadera vida que huye del mundanal , no rüido, precepto impuesto por unos desconocidos que trazan nuestro supuesto devenir.
¿Cuáles son sus referencias deícticas? ¿Su axis mundi? ¿Qué se sentirá no saber de la opresión del mundo ni del devenir?
Siempre quise ser un vagabundo, pero nunca me atreví.
Fotografía de: Chityra Ganesh, Hidden, 2007.

1 comentario:

vEra la tanguEra dijo...

¡hola reina! hace mucho que no me dejaba caer por acá... pero como soy la señorita apatías este tiempo... prefiero usmear en las casitas virtuales ajenas... siempre he admirado a esas personas que eligen vivir en la calle... lo que lo eligen... los que saben que no necesitan todo lo que "hace" la vida... he andado de malas... llevo un rato... sé que lo sabes... pero ya ves... pora hora no puedo hacer gran cosa... te quiero mucho y si me he portado rara con usted... ten la seguridad que no me quedo tranquila y si me doy cuenta... ¡besos!