sábado, 5 de julio de 2008

Mutación espiritual o artilugios para vivir



La vida me sigue sorprendiendo. No es que me sienta tocada por los dioses, tampoco pienso que llegué a este mundo por una encomieda especial. No, eso no.

Sin embargo, al realizar el recuento de las vivencias noto las enormes coincidencias de la vida, de las personas, los lugares. Soñar a veces me aterra, no la ensoñación vital, sino la onírica que me cumple cual Hado las efigies, las visiones.

Desear. ¿Qué se desea? Desde la infancia he escuhado los sueños de tantos, también los míos y sigo preguntándome con todas las vísceras qué son los deseos, los proyectos. ¿Suceden?

Qué pasa cuando de pronto, un día uno se despierta y se da cuenta que la construcción y visión del mundo ya no es, ya no existe, ja que nunca existió. Que uno ya no es uno. Como la cucaracha con adn de Gregorio que llegó para habitar el alma.

Los años me empiezan a pesar como verdades recalcitrantes de la nada, de oquedades infinitas e insalvables.
Collage de: John Stezater, Marriage (film portrait collage, XXVII), 2007.

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