viernes, 18 de abril de 2008

Odio el mar

Odio el mar, sólo hermoso cuando gime

Del barco domador bajo la hendente

Quilla, y como fantástico demonio,

De un manto negro colosal tapado,Encórvase a los vientos de la noche

Ante el sublime vencedor que pasa:?

Y a la luz de los astros, encerrada

En globos de cristales, sobre el puente

Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro?

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío

No cual la selva hojosa echa sus ramas

Como sus brazos, a apretar al triste

Que herido viene de los hombres duros

Y del bien de la vida desconfía;

No cual honrado luchador, en suelo

Firme y pecho seguro, al hombre aguarda

Sino en traidora arena y movediza,

Cual serpiente letal. ?También los mares,

El sol también, también Naturaleza

Para mover al hombre a las virtudes,

Franca ha de ser, y ha de vivir honrada.

Sin palmeras, sin flores, me parece

Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa

Y ni siquiera a mí: pero por bella,

Ígnea, varia, inmortal, amo la vida.

Lo que me duele no es vivir: me duele

Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,

Mis penas, mis escudos de nobleza.No a la próvida vida haré culpable

De mi propio infortunio, ni el ajeno

Goce envenenaré con mis dolores.

Buena es la tierra, la existencia es santa.

Y en el mismo dolor, razones nuevas

Se hallan para vivir, y goce sumo,

Claro como una aurora y penetrante.

Mueran de un tiempo y de una vez los necios

Que porque el llanto de sus ojos surge

Más grande y más hermoso que los mares.

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto

De torpes y glotonas criaturas

Odiosas habitado: se parecen

A los ojos del pez que de harto expira

Los del gañán de amor que en brazos tiembla

De la horrible mujer libidinosa:?

Vilo, y lo dije: algunos son cobardes,

Y lo que ven y lo que sienten callan:

Yo no: si hallo un infame al paso mío,

Dígole en lengua clara: ahí va un infame,

Y no, como hace el mar, escondo el pecho.

Ni mi sagrado verso nimio guardo

Para tejer rosarios a las damas

Y máscaras de honor a los ladrones:

Odio el mar, que sin cólera soporta

Sobre su lomo complaciente, el buque

Que entre música y flor trae a un tirano.

José Martí (hahahaha acuarios ancestrales a mí)

pasteles en papel montado en aluminio de: Paula Rego, Dancing Ostriches (dyptych), 1995.

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